POJAZZ EN


miércoles, 17 de febrero de 2010

LA ANTIGUA CIUDAD DE VARANASI‏



Cinco de la tarde, marchamos hacia Varanasi, pero hay un problema, marchamos desde la estación de Tundla Juction, hemos de estar a las 20:45 en Tundla, y este pueblo no aparece ni en el mapa, andamos justos de tiendo así que negociamos un taxi sin saber ni donde se encuentra. Desistimos pues el taxista quiere cobrar un dinero excesivo y no baja de precio por lo que suponemos que se encuentra lejos. Así que hurgando ente la población descubrimos que salía un autobús hacia Tundla, con lo que pese a que la guía no lo recomienda nos dirigimos a la " Estación". Después de preguntar y observar los autobuses, estuvimos a punto de desistir, la masa de chatarra desvencijada no aguantaría el viaje, pero nos armamos de valor y subimos. Parecía como la boca sin dientes de un octogenario y los lugareños nos miran, comentan y sonríen. PG sentada y yo de pie, recorremos unos treinta y cinco kilómetros bajo los ojos y comentarios de los viajeros. Hemos subido sin pagar, esta gente es realmente sabia, y voy recolectando su sabiduría en pequeños detalles, es decir, si llegas al destino pagas el billete...
Unos cuarenta minutos más tardes casi todo el autobus nos dice Tundla y hacen gestos para que bajemos, el cacharro no llega a la estación, así que nos quedamos en medio de la autopista sin medio de transporte, y tiene pinta el pueblo de estar asolado por una bomba.
Estamos de suerte a los cinco minutos aparece un auto- rickshaw (aconsejo ponerlo en Google y mirar), pero parece que el tipo lo lleve al la prensa, porque no tiene ni luz ni nada, solo hierro y neumático, nos subimos y negociamos el precio. Nos lleva a la especie de estación, son las 19:00 horas oscuridad total, nos guiamos pues no puede entrar y nos deja a unos doscientos metros que atravesamos a oscuras y guiándonos por los tonos y la vocecita frágil y mecanizada que llega a lo lejos pero como si hablara en el interior de un cubo lleno de agua. Al fin llegamos y pero todo se encuentra a oscuras, cuando no lo esperamos aparece la luz, y cientos de ratas corren a esconderse. PG se sienta en uno de los bancos de hormigón y le dicen que es solo para hombres, así que salimos los dos. Observamos a un grupo de turistas, y nos acercamos a el por inercia, son españoles, seis chicas y un chico. Pasamos una hora cambiando impresiones y lugares de viaje Entramos a las vías y se puede comprobar que están atestadas de ratas, que se esconden unos minutos antes de desaparecer el tren y salen cuando se ha marchado, salen de agujeros diversos, son cientos, pero no suben a la plataforma, creo que no es por miedo, sino porque no le resulta la población lo suficientemente interesante.
Dos madres en el suelo parten una papaya y la dan a comer a sus siete niños, todos en el suelo solo dejan las pipas, uno especialmente que observo tiene unos dos años y una habilidad enorme para con los dedos comer rápido aprovechar todo el alimento, es una competición por la supervivencia.
Llega el tren, este llega con tos, subimos, hemos adquirido primera clase, pues la primera aquí no estaría permitida en ningún lugar, así que no tengo interés por conocer la común, esta es un habitáculo con seis literas oxidadas y desgastadas, hay que tener cuidado aquí roban y drogan, Pg duerme placidamente sabe que ando escribiendo ahora en la de abajo.
Hemos llegado a Varanasi, 05.30 horas, una de las ciudades mas peligrosas según la guía, Mark Twain escribió: "Varanasi es mas antigua que la historia, que la tradición, incluso que la leyenda; tiene aspecto de ser el doble de antigua que todo junto". Incluso en este siglo parece que fue escrito ayer, al amanecer. Varanasi, es centro de cultura y civilización durante dos mil años, es una de las ciudades vivas más antiguas del mundo.
Al salir de la estación, como es peligroso debido a la hora, nos hemos unido al grupo de españoles, y acordamos ver amanecer en un bote por el Ganges. El taxista, al no poder acceder a los Ghats, es tan gracioso que nos lleva directamente a un crematorio.
En la oscuridad, se alza ante nosotros lo que rápidamente asocio con relatos de Poe, un templo crematorio construido como los castillos de arena tenebrosos que se alzan al apretar la arena mojada con el puño.
Subimos y paseamos, no sin antes intentarnos burlas con un bote a motor, hemos acordado una hora, y el barquero (lo habitual es que lo haga a remo) enciende el motor, que se encuentra en el centro de la barca y con una soga de esparto lo acelera mientras maneja el timón; Intenta emular a Miami Vice pero en versión hindú, y en quince minutos nos tiene despachados riéndose por habernos burlado y la mano extendida para obtener las suculentas rupias. Le parecemos estúpidos, así que nos marchamos sin pagar.
Después de sentarnos en los escalones, para digerir el impacto de las aguas sépticas, de olor a orín, heces y carne frita observamos el grado de polución e infección del lugar.
Como casi todo en India, parece que todo el que supo de albañilería o pintura haya emigrado.
Comienzan los rituales de las diferentes etnias o religiones en el río, con multitud de personas bañándose y orando, flores y ofrendas al río, tienen garrafas como en otros lugares para extraer el agua increíblemente contaminada.
El Ghats en el que nos encontramos es tranquilo y tiene una buena vista. Nos despedidos del grupo y buscamos habitación, nos cuesta encontrar algo que se ajuste al presupuesto.
Acabamos en la trasera del Ghat crematorio, tras los troncos, que son utilizados y que pesan milimétricamente para cada cadáver en unas pesas enormes, es maravillosa la manera de tratar a los muertos, no hay lloros ni folklorismos.
Cae la noche y el templo se hace aun mas siniestro pues no para, llevan al fuego toda la tarde y cortejo tras cortejo pasan por debajo del balcón a cincuenta metros, la torre tapa las cremaciones, que se delatan por su resplandor y el crepitar de la madera, además de la columna de humo gris que por suerte la brisa la lleva hacia el oeste, nos quedaremos dos días mas, al final le hemos cogido gustillo. Dormimos.
Hoy al despertar leemos y nos comentan que han puesto una bomba en la Deuche Bakery, por aquí cerca, han muerto diez personas, yo no me he enterado. No se lo motivos pero seguro que tienen que ver con las tensiones religiosas, como siempre. Nosotros seguiremos recorriendo Varanasi, en mi caso siempre he llevado la muerte en el bolsillo izquierdo (como decía Bukowski) pero esta vez tengo la sensación de llevarla en mi hombro, como el loro de los piratas.

En el asadero, Russo Rodriguez y PG, para los estudios centrales de PoJazz.

No hay comentarios: