POJAZZ EN
domingo, 28 de marzo de 2010
ESQUIZOFRÉNICAS
"Es cierto, no hay segundas oportunidades para el deseo.
Un segundo “ Te quiero” sería una bala de plata
al hermoso cadáver que desprende como aroma, olvido…"
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Han hallado a diez metros de mi casa mi alma.
Acordonaron todo, es decir, nada. Buscaron mi cuerpo todos
los agentes de la comisaría de distrito aseguró el comisario.
No se percataron que la luz tísica* de mi casa anduvo encendida
toda la noche y que yo, danzaba girando poema en mano en el salón.
Por la mañana nadie como antes, me creyó.¡Caminaba sonriente, sin alma!
y un perro con el pelo erizado gruñía tras mis talones. Hacían hueco a codazos en la puerta de los bares los vecinos.
Pararon de observar los productos los clientes del supermercado, incluso llamaron a mis antiguas sirenas con almas de pescado.
Caminaba de modo marcial, pese a que intentaba la arritmia era imposible, todo masa humana en movimiento, así y de ese modo me dirigí al quiosquero quien no pareció percatarse de mi presencia. Fue ahí justamente cuando reparé en mi estado, cuando aprovechándome de él hurté para intentar vomitar, unas revistas de moda en las peluquerías y salones de los hipotecados.
Así rompiendo las hojas y esparciéndolas por la calle caminaba, hasta que se cruzó por mi camino la comitiva funeraria que decía el último adiós al retrasado del pueblo. Observé que el único que reía a mandíbula batiente y sujetándose el abultado estómago, era el muerto, girando la cabeza para mirarme.
Corrí finalmente hacia la calle Espíritu Santo, entré en la funeraria de Adolfo y así, acostado en mi lecho de madera común sin comitiva, grité al chófer ¡ Siga ese coche rápido!.
Ahora escribo esto, desde la tercera planta segundo pasillo, algo incómodo, ¡ni siquiera mi paraíso es como el de vosotros!.
Ahora tras la siesta, tramaré algo tenebroso para que no molestéis los domingos.
Tomad en serio mi advertencia.
Desde Crapaud Maison Russo Rodríguez.
*En homenaje al poema Espergesia, de César Vallejo.
Foto: Cuadro realizado tras la ingesta de Ayahuasca, autor desconocido, al menos para el que se rasca.
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