POJAZZ EN


domingo, 6 de noviembre de 2011

FRANCISCO VÉJAR

El poeta Francisco Véjar nacido en Viña del Mar (Chile) también nos ha permitido publicar poemas suyos y es de agradecer a todos los poetas su aportación a este humilde blog, sobre todo por ser muy parco en información sobre sus autores y exentos de crítica literaria. Pero entendemos que la crítica sobra cuando los poemas hablan por sí solos, cuando bailan los versos y las palabras salen de la pantalla dando pequeños saltos incrustándose en la piel, en los ojos, en la lengua y nos contribuye a enjugar las cuerdas que sostienen el alma. Esperando que lleguen a buen puerto las reivindicaciones estudiantiles en Chile, y duerman los temblores les dejamos con Francisco Véjar.

CIUDAD ESCINDIDA

Calles

y un centenar de sílabas

cifradas

furtivas

con derrumbes de casas

y heridas en sus aceras.

Pero siempre habrá algo que te guste;
el vuelo del mirlo sobre el parque
o la compañía muda de los árboles.

QUIERO HABLAR DE TI

A lo lejos, luces que se alimentan de nuestras vidas.
Es necesario despercudirse, escapar
a los absurdos designios de la muerte, buscarse
en otros destinos, y arengar locuaz ante el espejo.
Mas hay árboles de noche, casas apenas iluminadas
por constelaciones lejanas al tedioso Santiago.
despierto bajo un cielo color té y vino blanco.

Y tú, centinela de una magia perfectamente factible,
fiel y única amiga, escorpión del día real,
nacida en la primavera de Santiago
prolongas este viaje de vuelta a lo nuestro.

1 comentario:

Leo Lobos dijo...

Un agrado poder leer estos textos inéditos de mi estimado amigo y poeta chileno Francisco Véjar. El trabajo creativo y de divulgación cultural que Francisco ha venido desarrollando desde hace más de dos décadas en Chile e Hispanoamérica, Italia, Francia y Estados Unidos es de una riqueza que sin duda el tiempo sabrá dar la luz necesaria y vital que estos días mezquinos de guerra no permiten, un abrazo amigos de POJAZZ y una vez más muchas gracias por esta grata sorpresa que no hace sino ampliar los límites de su reino, un abrazo desde Santiago de Chile

Leo Lobos