Un tarde hambrienta
con los labios morados
restos de café de la mañana
me presento, Flor primaveral
para que sonrías mi encías desdentadas
vacíes mis constancias
Así, en la danza del esperpento
me susurras que no ha sido culpa
de Peter Pan, sino del tiempo.
Con el sigilo del ladrón y pulso de cirujano
me das el deseo de llorar
de llorar tardes y noches
por tu beso figurado.
Finalmente, el único con cierta responsabilidad
en este camastro es Durex.
Desde Crapaud Maison, Russo Rodríguez
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