Me da pena, la verdad porque a fin de cuentas eran dos “niños” con dieciocho años, calzados por un uniforme y seguramente con el seso comido de academia, y haciendo caso a un subnormal con galones en los que creían ciegamente.
Pero han tenido tiempo de arrepentirse, no de matar a Víctor Jara, sino de matar a cualquier persona, en nombre de una dictadura.
Las dictaduras ( y algunas seudo democracias como EEUU) siempre hacen lo mismo, escogen a jóvenes para que realicen el acto mas cruel, asesinar sin escrúpulos a gente ciegamente, con sólo la primaria idea de que simplemente es, apretar un gatillo.
Y digo EEUU porque me asombra que los jóvenes estadounidenses confiesen erizándome los pelos, que van a Irak porque es mejor que los videojuegos, “aquí tienes armas reales y luchas” confesaba uno de los barbilampiños en un documental.
Pero sin alejarnos de la actualidad, hoy Víctor te recuerdo, como Amanda, tanto tú persona como a la libertad. Tu vida, vilmente sesgada según manifiestan, descargando todo el cargador( unas 44 balas ) en tu ya castigado cuerpo era cierta, como también será cierto que te arrancaron la lengua.
Tus asesinos tienen nombres y apellidos: José Adolfo Paredes Márquez y Francisco Quiroz Quiroz .
Víctor, sólo me queda que pensar en tu venganza, en que ya son cincuentones y que morirán entre rejas lo que les queda de vida, ahora que han saboreado la vida, cortárselas, y a la vez me baja de las nubes el hecho que tú , los hubieras amnistiado.
Acabo de brindar con un cubata las detenciones, me voy a la cama tranquilo pues la celda que tú pisaste, será su morada tantos años como los que han mantenido su delito.
Ahí va estos sonetos, sin métrica advierto, mientras saboreo las detenciones.
UNA NOCHE, UNA ALEGRÍA
Hoy sé que tu cuerpo, asesinado *
pesaba mas que el resto de los mortales
hoy se han detenido a esos animales
que fusilaron tu ideal amado.
Hoy Amanda es más Amanda
te recuerda en cada desfile,
que hoy, en el Estadio de Chile
el fascismo vil, no manda.
Que mueran en la horca
esos que privaron tu vida
con el mismo hedor genocida
de los fusileros de Lorca.
* El alma científicamente pesa 21 gramos, cuando morimos, en el momentor, pesamos 21 gramos menos, y eso es, en definitiva científicamente probado, el alma, por eso el verso en alusión a las 44 balas.
** En clara alusión a la canción de Silvio Rodríguez dedicada a Víctor Jara “ El Hombre extraño”.