Ya entrando en Taj Majal, la experiencia es seductora, entras por unos arcos de seguridad de hace veinte años, y que dudo de su eficacia. Después un oficial me retira el mechero y el tabaco, tengo que luchar para poder acceder con mi cuaderno (no así el bolígrafo) con un diálogo diplomáticamente intenso aunque me advierte que no lo puedo sacar ni escribir dentro. Después de abandonar el tabaco entramos al Taj Majal, y somos informados de que la cámara de video no podrá entrar y hay que filmar desde la puerta, aunque se puede entrar la cámara fotográfica (hoy se puede grabar con las cámaras digitales o teléfonos móviles), así que no entendemos el motivo aunque claro que la acatamos pues es su filosofía y me parece justo acatar las normas impuestas, aunque nos parezcan absurdas. Dentro, podemos observar que no hay una excesiva seguridad, por lo que la belleza se ve empañada con personas que no respetan el lugar, que pisan donde quieren, que hacen un uso abusivo del monumento, que llegan a defecar en rincones con cierta impunidad, pues como no existe mas que unos veinte policías (fue los que conté), es difícil mantener el orden en el recinto. También cabe comentar que por lo menos durante media hora tuvimos a un alto oficial, con dos estrellas en los hombros vigilándonos disimuladamente, no se el motivo, pensarían que era un islamista loco, desistiendo cuando lo saludaba cada tres o cuatro minutos, obligándolo a retirar rápidamente la mirada disimulando. El pobre oficial, desistió cuando se dio cuenta que lo saludaba con una sonrisa y que estaba realmente haciendo una chapuza de seguimiento. Una vez que entramos al monumento es cuando nos deja el sabor agridulce de ver a personas sentadas en el monumento, escribiendo en el mármol con bolígrafo, incluso haciendo maniobras a ver si podían extraer un recuerdo, y me indignaba que no hubiera seguridad para eso, pero para acecharnos de una forma burda durante media hora si hay un alto oficial. Muchas personas lo visitan por visitarlo, por decir que estuvo allí y de paso si se pueden llevar algo lo hacen, o cagan en algún rincón en la periferia, junto a los bebederos, o dejan como comenté su impronta en el mármol con bolígrafo o con algún objeto punzante, por ello, cuando lo toqué la sensación que me dio su mármol blanco es que tenia vida y sufría. Después conservan los planos originales que los tienen en un cuartucho destartalado, sin luz, con humedad, con muebles rotos, como un almacén olvidado durante años. Eso sí hay que pagar para entrar. Creo que el gobierno de India, debe poner al día en tecnología y medios humanos para conservar el monumento, y sé que lo sabe pero por alguna razón no lo hace. Marchamos enormemente cabreados con la situación y por otro lado como si nos hubieran inyectado intravenoso sueño artístico. En cuanto a las ruinas de Sarnath, tres cuartos de lo mismo. Sarnath es una de las ciudades principales del budismo, ruinas de mil quinientos años antes de Jesucristo, y pilares del budismo. De ahí, salió el escudo de la bandera de India, y pudimos observarlo en su museo. En cuanto a las ruinas, principalmente los hindúes que la visitaban pisaban encima, correteaban los niños saltando encima de ellas sufriendo un deterioro brutal, basura por doquier, como si fuese un gran parque temático, sin que las autoridades tengan a un solo vigilante en el lugar, y eso que Sarnath podría ser una pequeña Jerusalén hindú. Ya en el museo, tres cuartos de lo mismo, no se puede llevar cámara de fotos, arco de seguridad destartalado no funciona, y no se cachea ni nada, un tipo con camisa blanca te da la entrada. Dentro las figuras de los dioses extraídas, en un museo obsoleto y poco cuidado. Hay retos mongoles, figuras de ensueño, aquí se encuentra el típico buda sentado y de ahí las miles de millones de estatuillas, y sin embargo en su base quedan los restos de pintura blanca de la poca firmeza del pintor que pintó el pedestal, y así con casi todo. Los niños corretean, se pueden tocar las figuras, dos personas únicamente vigilan el recinto, y se ve que están hartos de estar allí. Ya cuando salimos, vemos que hay figuras a la intemperie, preciosas, con nidos de palomas y cagadas, pintadas en su base de blanco, junto al cuadro eléctrico del recinto, dejados a su destrucción sin piedad, motivo : No cabían en el museo, calcularon mal su capacidad cuando lo hicieron. No entiendo esta situación, y creo que no durarán veinte años más, y esto me hizo pasar algunos días de vacaciones indignado. Me estoy planteando realizarle una carta al embajador de India en España a ver que me cuenta. Creo que con esto y tras dar las gracias a las personas que aparecen en las fotos dejamos la incursión a India, esperando volver pronto, muy pronto lo que no quita que se publiquen algunos videos proximamente ya que ahora toca trabajar para el extreno de PoJazz en los teatros, y ayudar a la exposición fotográfica de PG. Con un escalofrío, por obligarme a recordar esto Russo Rodríguez. PD. Música del video es de PoJazz, de esas creaciones que hace Demóstenes.











2 comentarios:
Nunca olvidaré la india,ni la mirada absorta en el vacio de los chiquillos tras un puesto en el mercado.tampoco olvidaré la rabia contenida que me produjo ver a estos rezagados en el tiempo,abandonados entre puja, basura e incienso, sobreviviendo a la sombra de templos, telas y saris, Sí, es cierto, la india me ha maravillado apuntalando en mi ser, que el ser humano esta por encima de cualquier deidad.
A la llegada te recibe un olor que se impregna en la piel, susurrándote;buscar el por qué es decepcionarse.
16 de marzo de 2010 03:44
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