

Hay locuras que desvanecen cielos rasurados,
la locura de la bomba atómica,
la locura de estrellar aviones,
de matar niños, mujeres, hombres.
Hay locuras de fiebre de oro,
fijaciones doradas de suicidio.
Y locuras perras, atadas y sodomizadas.
Hay locuras como aceite hirviendo,
el primer beso, el primer semen
Hay locuras de amor que las mata
a pedradas, no entiendo.
Hay locuras eternas como Dios,
el mas allá, hermanos de la violencia.
Hay locuras inolvidables, el suspenso,
decir, lo sentimos…
Pero no hay locura más tenue que el nacer,
sobrevivir, y comulgar.
Locos y locuras conviven, cual educación tengamos
y por esa razón vivo, para morir.
Russo Rodríguez, Foto: anónimos
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